El avance y la creciente complejidad de la medicina exigen un equilibrio entre el ámbito clínico y el de apoyo.
Dentro de este último, el laboratorio clínico desempeña un papel clave al proporcionar herramientas diagnósticas esenciales para el médico tratante. Por ello, es fundamental contar con profesionales altamente capacitados, con una base de conocimientos sólidos en esta área.